Hola a todos los papás y mamás que pasáis por aquí. Hace un tiempo escribimos sobre llevar al niño a la guardería o las alternativas que existen a las escuelas infantiles. También dimos unas directrices sobre cómo escoger la escuela infantil ideal. Hoy queremos hablaros de cómo podemos detectar si el peque tiene problemas de adaptación o si hay cualquier razón por la que pueda estar pasándolo mal. Si tu bebé no se adapta a la escuela, este post te interesa.
Detectando problemas
Pasar de casa a la escuela es un cambio que puede ser difícil y hasta traumático para algunos niños. Por eso la transición debe hacerse poco a poco, dejando que pase un tiempo, que suele rondar las dos semanas, antes de alarmarnos por comportamientos que indiquen que el niño no está a gusto. Por ejemplo, es completamente normal que el niño llore al principio cuando lo dejamos con extraños. A menudo, los niños solo quieren llamar la atención de los padres, y en cuanto se cierra la puerta dejan de llorar.
Algunas escuelas infantiles facilitan ese proceso permitiendo que los padres se queden con los peques los primeros días, al menos durante unas horas. Además las jornadas son también más cortas. De ese modo al niño se le hace menos pesado y aprende que el entorno de la escuela es seguro.
Señales para los educadores
Los profesores podrán ayudarnos a detectar comportamientos que indiquen un problema. Si, pasado un tiempo, el niño rehúye a sus compañeros, a la profesora o se queda pegado a la puerta, los educadores deberían informar a los padres de que el peque no está a gusto. Son los primeros que se darán cuenta de que el peque no se adapta a la escuela, y los que mejor pueden orientarnos.
Síntomas que pueden detectar los padres
Los padres también pueden apreciar cambios en el comportamiento en casa. Si después de algo más de un mes el niño sigue llorando cuando lo vamos a recoger, lo vemos triste o sin ganas de jugar, necesita estar todo el día pegado a los padres, tiene más rabietas de lo habitual, se le altera el sueño, etc.
Si el niño es más mayor, podría volver a chuparse el dedo o mojar la cama. Dar un paso atrás en el proceso de maduración puede ser síntoma de que no está a gusto en la guarde.
¿Qué hacer si no se adapta a la escuela?
Si nosotros o el centro detectamos algún problema, lo mejor será solucionarlo juntos. Deberemos hablar con los educadores y el director para buscar la causa e intentar solucionarlo. Es posible que se pueda hacer algo para intentar localizar y solucionar el problema. Por ejemplo, es posible que te dejen ver al niño sin que él lo sepa para intentar encontrar la causa del problema. Otra solución podría ser reducir las horas que pasa el niño en el centro por un tiempo. De este modo alargamos el proceso de adaptación del menor.
Quizás el único problema es que el niño ha pasado de ser el rey de la casa a ser uno más con quienes debe compartir los juguetes. En ese caso, la superación y adaptación es muy positiva. El niño aprenderá a convivir con otros niños que pueden quitarle el juguete. Empieza a socializar y eso es algo muy bueno.
Casos extremos
En algunos casos, podría ser que el centro no sea bueno para el niño. Incluso que no se le trate bien. Quizás detectemos síntomas de que se descuida la atención del niño. Por ejemplo, si viene con el culo irritado, es posible que no se le cambie el pañal las veces necesarias. Tal vez haya un problema en la escuela infantil de tu hijo.
Sin embargo, estas situaciones son excepcionales. Si sospechamos que pueda pasar algo así podemos ver si el comportamiento de los compañeros es similar. También deberíamos comprobar el estado de la clase. Presentarnos fuera del horario de recogida para comprobar que no haya nada raro, puede ser otra opción. Posiblemente no sea nada, pero no está de más asegurarse. Eso sí, sin caer en querer sobreproteger al niño.