¡Hola! En regalacuento, en algunas ocasiones dejamos nuestros cuentos para profesores y nos dedicamos a reflexionar sobre temas más serios, porque nos preocupa la educación, y nos preocupan nuestros peques. Hoy es una de esas ocasiones.
Ayer hicimos una introducción al tema del acoso escolar. Hablamos de por qué se produce, de cómo identificar al agresor y dimos unas guías para evaluar el problema. Esta última parte es muy importante, ya que a veces se identifica como acoso comportamientos que son normales, y otras veces este acoso pasa desapercibido. Por eso, para que podáis identificar los casos en que realmente existe bullying hoy os hablaremos sobre los diferentes tipos que existen.
Tipos de acoso o bullying
Bloqueo social
Casi una de cada 3 víctimas de acoso, sufre este tipo de bullying. Se pretende marginar a la víctima, sin dejarle participar en los juegos, y haciendo que los demás le retiren la palabra. A menudo se intenta hacer llorar al menor para presentarlo ante los demás como un cobarde o flojo. Es la forma más común de acoso y al mismo tiempo la más difícil de detectar y combatir.
Hostigamiento
También está muy extendida, aunque lejos de la anterior. Una de cada cinco víctimas de acoso sufre este tipo de bullying. Incluye las conductas de acoso psicológico: burlas, faltas de respeto, menosprecio… Hay que ver la intención que se oculta tras este comportamiento. El hostigamiento siempre incluye odio y crueldad. Poner un mote, por ejemplo, puede ser algo cariñoso o sin mala intención o puede esconder desprecio. Dependiendo de la intención sería o no bullying.
Manipulación social
Es mucho más sutil que las anteriores y aparece también en uno de cada cinco casos. Consiste en la difamación de la víctima para que le aparten. Todo lo que diga o haga, no importa lo que sea, se utilizará en su contra.
Coacción
Un sistema no tan habitual como los anteriores pero más peligroso. Amenazando a la víctima o a sus seres queridos se consigue que la víctima haga cosas que no desea. El menor cada vez está más atrapado y a menudo se siente culpable. El acosador logra mayor poder social, pero en otros casos es mucho peor. Esta técnica la utilizan los pederastas o los ciberacosadores.
Exclusión social
Si la manipulación social, el bloqueo y el hostigamiento pretendían mostrar una mala imagen del menor, con la exclusión se pretende aislar al menor. Se le ningunea y se impide directamente que participe en los juegos.
Intimidación, agresiones y amenaza a la integridad
Son las menos habituales y las más visibles. Se pretende provocar el miedo en la víctima para extorsionarle o simplemente porque el agresor logra cierto poder social. En estos casos se puede llegar a la violencia.
Ayudando a las víctimas
A menudo los niños que sufren acoso mienten para no admitir su realidad. El niño se infantiliza y puede empezar a tener comportamientos sociales atípicos. Algunos de estos son las llamadas de atención o no querer relacionarse con los demás. En ocasiones estos niños tienden a buscar la amistad de profesores en vez de la de los niños de su edad.
Mucha paciencia y amor son las claves
Hay que intentar ayudar para que se sientan arropados y para que sean realistas. Esto debe hacerse con mucha paciencia y sin forzarles, ya que los niños que se encuentran en esta situación, muchas veces tienen una sensibilidad muy marcada.
Los pensamientos negativos
Otro peligro es que el niño entre en un bucle de pensar en la venganza. O simplemente en pensar en lo que habría podido pasar si hubiera actuado de otro modo, o si fuera más fuerte. A menudo se genera un sentimiento de culpabilidad. Los pensamientos negativos que pueden hacer más daño que el acoso en sí mismo. Por lo que se debe ayudar al menor para no entrar en este ciclo. La venganza no le hará sentir mejor y no se puede cambiar lo que ha pasado. Por último, debe entender que lo que ha pasado no es culpa suya.
Si el daño psicológico no se cura bien, además de acompañar toda la vida al niño, es posible que éste busque un chivo expiatorio sobre el que descargar su frustración y sed de venganza, por lo que el acosado puede convertirse en acosador
Consecuencias a largo plazo
En los casos en que el acoso se alarga o se repite, aumentan las consecuencias llegando a producirse secuelas biológicas y mentales. Las víctimas se vuelven más propensas a padecer depresión, trastornos del ánimo e incluso estrés postraumático.
En algunos casos se puede considerar la opción de ofrecer ayuda psicológica a los niños que han sufrido acoso. No obstante, si llevar al niño a un psicólogo le va a hacer sentirse un bicho raro, quizás ésta no sea la mejor opción.
Si has detectado en tu hijo comportamientos extraños, ten cuidado: es posible que esté sufriendo bullying. Aunque, por el otro lado, si ves que se está convirtiendo en un mini-emperador, también debes vigilar. Es posible que acabes criando a un pequeño acosador. Sea como sea, son situaciones que deben intentar cortarse por lo sano. Contacta con el centro escolar con la mente abierta, ya que ellos te podrán decir mejor cómo se comporta tu peque en clase, y quizás puedan ofrecerte ayuda.
El segundo caso lo define muy bien el juez de menores Emilio Calatayud, del que me gustaría hablar otro día.
Hasta mañana si me dejan escribir, que empezamos la campaña y entre cuento y cuento cada vez se está volviendo más imposible seguir con el blog.