Mi hijo sufre acoso escolar. ¿Qué puedo hacer?

Si nos has encontrado, posiblemente tu peque tenga un problema, o quizás simplemente estás por aquí de paso. En todo caso esperamos que este artículo sobre el bullying te sea de ayuda, ya que el acoso escolar es cada vez más común, y no sólo es importante que estén informados los padres de la víctima, sino los de todos os compañeros, incluidos también los del niño que hace la vida imposible a otro. .Nos parece tan importante que hemos dedicado unos cantos artículos a este tema, dejando por un momento nuestra actividad, mucho más amable, de preparar regalos para profes.

El acoso escolar puede darse entre compañeros, pero también un adulto puede acosar o convertirse en la víctima. Y desgraciadamente hay también profesores que sufren acoso por parte de otros compañeros o incluso de sus alumnos. Este último caso además de causar estrés al maestro, es negativo para toda la clase, por lo que debe atajarse con rapidez.

El libro “Violencia y acoso escolar” define el bullying del siguiente modo:

El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.

Sin embargo también existen el acoso violento y el acoso a través de internet. En algunos casos el acosador pretende obtener algo más que sentir superioridad. En los casos más extremos se llega a la extorsión y a la coacción para que el menor haga cosas que no desea.

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Identificar al agresor

Aunque parezca obvio, no siempre es sencillo encontrar al acosador. Es posible que una persona desde la sombra esté poniendo a los otros niños en contra de la víctima. Así que un primer paso para solucionar el problema será encontrar al agresor y ver las motivaciones que tiene.

Además con el auge de internet, el acosador puede esconderse tras una pantalla. Cada vez es más común el ciberbullying, en el que el abuso se hace a través de las redes.

Estudiando los motivos

Generalmente el abusón pretende presentar su superioridad como una manera de conseguir o de mantener un estatus social ante un grupo. Es posible que el acosador haya tenido problemas en casa, se encuentre en un entorno familiar donde la violencia se haya normalizado o se sienta inseguro. La víctima es el objeto sobre el que canaliza sus miedos y frustraciones.

En otros casos puede presentar ausencia de empatía o incluso alguna enfermedad mental.

En las situaciones anteriores, se puede intentar ayudar también al acosador para intentar corregir esos comportamientos. Muchos centros escolares cuentan con equipos preparados para reaccionar ante estas situaciones. Por desgracia, no todos tienen preparación para ello.

También existe la posibilidad de que el agresor tenga otros intereses. En situaciones extremas el acosador puede estar chantajeando a un niño para conseguir algo, en ocasiones favores sexuales. Si la situación es grave, es posible que deba intervenir la policía.

Evaluando el problema

Lo primero que debemos hacer es evaluar la gravedad del problema. Es importante comprobar el tipo de acoso que sufre el menor y la frecuencia con que sucede.

Un problema a menudo sobrevaluado

Algunas veces se entienden los rifirrafes o riñas normales como bullying. Si no hay fijación o si ha sido algo puntual, no es acoso.

Los padres helicóptero son propensos a pensar que alguien está haciendo la vida imposible a sus hijos. Ya sean los compañeros o un profesor. En esos casos cualquier pequeña bronca o castigo es vista como acoso escolar. Estos padres pueden llegar a un punto de sobreprotección que será negativa para la maduración del niño.

No debemos evitarles un sufrimiento que hará madurar a nuestros hijos. Hay broncas, o disgustos que se llevarán en clase que son normales. De hecho, incluso en los casos de bullying el modo de actuación no es sencillo. Lo mejor será hablar con el centro escolar para estudiar si realmente hay acoso y analizar la mejor vía de acción para ayudar a nuestro peque.

Otras veces aunque no lo parezca sí que es acoso

En el otro lado encontramos casos que parece que no sean de acoso, ya que se desarrollan con un grado menor de agresividad. No obstante, esto no quiere decir que no exista acoso. El simple silencio o dejar apartado a alguien puede entenderse como tal. Y para que esto quede claro, mañana explicaremos los diferentes tipos de bullying que pueden hacer.

Hasta el próximo artículo. En el que hablaremos también de cómo se puede ayudar a las víctimas.